lunes, 9 de mayo de 2011

A 36 años del asesinato de Roque Dalton.

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros 
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine, 
me toma de la mano como un niño perdido 
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo 
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre, 
la aromática lámpara que alzo estando ciego 
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados 
cabes en una copa vecina de mi lengua, 
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda 
para que limpio sea tu reparto en la tierra, 
para poder besarte la piel en los caminos, 
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda 
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.

lunes, 2 de mayo de 2011

Ernesto Sábato (1911-2011)

Fragmento de "Entre Heroes y Tumbas"

Tal vez a nuestra muerte el alma emigra:
a una hormiga,
a un árbol,
a un tigre de Bengala;
mientras nuestro cuerpo se disgrega
entre gusanos
y se filtra en la tierra sin memoria,
para ascender luego por los tallos y las hojas,
y convertirse en heliotropo o yuyo,
y después en alimento del ganado,
y así en sangre anónima y zoológica,
en esqueleto,
en excremento.
Tal vez le toque un destino más horrendo
en el cuerpo de un niño
que un día hará poemas o novelas,
y que en sus oscuras angustias
(sin saberlo)
purgará sus antiguos pecados
de guerrero o criminal,
o revivirá pavores,
el temor de una gacela,
la asquerosa fealdad de comadreja,
su turbia condición de feto, cíclope o lagarto,
su fama de prostituta o pitonisa,
sus remotas soledades,
sus olvidadas cobardías y traiciones.